En los últimos meses se ha estado hablando cada vez más de los non-fungible tokens o, “NFTs”, por sus siglas en inglés. Sin dudas, los NFTs han despertado el interés de muchas personas e incluso empresas, que los han visto como una oportunidad de generar un ingreso extra capitalizando o transformando en activos aquellos trabajos o pertenencias que se pensaba no tenían valor.
Ahora bien, ¿qué es un NFT? Como su nombre lo dice, es un token no fungible. En este sentido, que no sea fungible significa que no puede ser consumido, qué es único y no puede reemplazarse por otro. En cambio, al hablar de “fungible” pensamos en algo que es fácilmente intercambiable, como el dinero: un billete de veinte pesos por dos de diez pesos, un bitcoin por otro bitcoin… son todos intercambios en los que no se altera el valor, es el mismo.
Para entender su funcionamiento, debemos necesariamente hablar de blockchain. Este sistema de bloques concatenados, descentralizado y que garantiza transparencia y trazabilidad, no solo puede usarse para “criptomonedas” (como, por ejemplo, bitcoin) sino que también existen algunas, como Ethereum, que permiten utilizar NFTs.
Al formar parte de la blockchain, los NFTs son activos criptográficos. En este sentido, tienen un código de identificación único y una huella digital distinguible que permite individualizarlos. Ello lleva a que quien posea un NFT tenga un certificado digital de propiedad, prueba de autenticidad, y que podrá ser comprado y vendido. A su vez, dado que cuenta con tecnología blockchain, difícilmente podrá ser falsificado, aunque nada impide que circulen copias.
De esta forma, un número ilimitado de cosas pueden ser transformadas en un NFT. Desde dibujos, música, videos, y obras de arte hasta patentes, gustos de helado, tweets, y tapas de revistas pueden volcarse en archivos mp3, mp4, png, jpg, gif – entre otros formatos – para crear un NFT. Sin ir más lejos, el fundador de Twitter – Jack Dorsey – vendió su primer tweet por casi tres millones de dólares. Incluso Christie’s, la emblemática casa de subastas, vendió la primera obra de arte puramente digital. Se trata de la obra titulada “Everydays: The First 5000 Days” del artista Mike Winkelmann, también conocido como Beeple. El precio de venta fue de 69 millones de dólares, nada más y nada menos para una obra de 21.069 x 21.069 píxeles, que no existe en el mundo físico.
Si bien los NFTs no son tangibles, tienen su atractivo. Por un lado, permiten a –por ejemplo- artistas, fotógrafos, músicos y a cualquier creador vender trabajos que no tendrían mucho mercado si fueran circulados de otra forma (como ocurre con los stickers o GIFs), y sin necesidad de exponerlos físicamente o de contar con un intermediario. A su vez, existe la posibilidad de configurar que cada vez que el NFT se venda o su titularidad se transfiera, se pague un porcentaje al creador. También, y aunque dejan de ser dueños del “original”, retienen los derechos de autor de su trabajo. Por el otro lado, permiten a los compradores acceder a obras originales de artistas o marcas preferidas pudiendo trazarlas sin necesidad de terceros, coleccionarlas, adquirir derechos para utilizarlas y publicarlas online, o especular con que el precio suba y sacar un rédito de su posterior venta.
Para crear un NFT se debe decidir qué blockchain se usará (Ethereum es la más popular) y tener una billetera digital con fondos suficientes, luego se deberá utilizar una plataforma (por ejemplo, OpenSea) para elegir el archivo a tokenizar.
Sin dudas, habrá que prestar especial atención a su desarrollo, interacción y avance hacia áreas como la Propiedad Intelectual.
Este artículo es un breve comentario sobre temas de interés general y novedades legales en Argentina. En este sentido, no pretende ser un análisis exhaustivo ni brindar asesoramiento legal.
Autor:
Ignacio Sáenz Valiente
Socio | Asesoramiento Corporativo y Reorganizaciones Societarias
ivaliente@svya.com.ar
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